viernes, 30 de mayo de 2014

Álter ego en los escaparates de las librerías granadinas

El haiku es un tipo de poesía japonesa que consiste en un poema breve, muy breve, tanto que se podría decir que es la forma más reducida de escribir poesía. Parece ser que se basa en el asombro del poeta cuando capta el instante eterno.

Álter ego en la librería Al-Fajjarin,
en la calle Santiago 32 (barrio del Realejo)
Encontrar tu libro tras el escaparate de una librería debe producir una sensación parecida a ese asombro del poeta ante el instante eterno. Porque para cualquier escritor que deja escapar su alma durante el proceso de composición, su libro encierra una sucesión infinita de instantes, un instante eterno, especialmente cuando has tardado siete años en escribirlo. ¿Cuántos instantes caben en siete años, cuántos en más de 60.000 palabras? Si no es el eterno, al menos debe ser un instante bastante largo.

Yo todavía no he tenido ocasión de ver mi ópera prima en las librerías, convertir en haiku esos siete años eternos, pero me cuentan que Álter ego ya está en el escaparate de algunas librerías de Granada.

Cabe señalar que no solo la contemplación permite captar el instante. La tecnología también es capaz de atrapar cualquier instante, desde un móvil, y compartirlo con toda tu red, todo tu mundo, para certificar que si no fue un instante eterno, al menos sí fue un instante preciso. Por eso, esas fotografías de mi novela en el escaparate de las librerías que he recibido atestiguan que Álter ego estuvo ahí, en un instante preciso, en la antesala de un espacio repleto de libros.

Álter ego en el escaparate de la Librería Continental,
en la calle Acera del Darro 2
Álter ego, una novela que arranca con la definición del instante preciso, busca ahora atraer desde el escaparate la mirada cómplice del peatón, quizá buscando ofrecer uno de esos instantes eternos. Son dos las librerías en las que me han dicho que está. Una de ellas es Al-Fajjarin, regentada por Tere y Fabiola, lugar que visito con frecuencia y donde siempre ojeo y hojeo los libros que tienen dentro. Además, es la librería y papelería donde mi hijo Mario sabe que siempre es obsequiado con una bolsa de gusanitos. Al-Fajjarin está en Santiago 32, una de las principales calles del Realejo, el emblemático barrio granadino donde transcurre parte de la trama de la novela y donde habita por un tiempo Santiago, su protagonista. El otro lugar tras cuyo cristal se puede contemplar a Álter ego es la Librería Continental, en la calle Acera del Darro 2, una librería con solera, de las de toda la vida. Quizá haya alguna librería más, pero no me consta.

El centro de Granada me debe un paseo, una de esas tardes agradables en que, como escribí en la novela, «pasear por Granada bajo el cielo raso deviene en lujo». Espero entonces encontrarme con Álter ego y, quizá, asombrarme por contemplar un instante eterno.

Ignacio Rosales Zábal

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